¿Cómo quieres influir en la salud de tus clientes?
Al leer esta pregunta puede que te suene demasiado grandilocuente o egocéntrica, pues es cierto que la mayoría en el sector de la arquitectura, ni somos doctores, ni vamos a hacer milagros.
Pero lo que también es cierto es que de nosotros depende, en gran parte, la calidad del aire que las personas respiran, los materiales que les envuelven, el confort térmico y lumínico, la presencia de campos electromagnéticos… por citar de entrada tan solo algunos de los aspectos que están en nuestras manos.
Así, en el contexto global en el que se encuentra envuelta la arquitectura, resulta ya evidente hablar de arquitectura sostenible pero muchas veces olvidamos el propio significado de estas palabras o la dimensión que tiene, o debería tener.
La arquitectura sostenible debe sostener, es decir, debe permitir, facilitar y promover no solo una manera de hacer más ecológica o respetuosa con el planeta. Si no también, deber ser sostenible para las personas que forman parte de esa cadena de producción arquitectónica, elaborando materiales o las mismas obras, por poner solo dos ejemplos.
Y por último, debe sostener nuestra vida; deber favorecer y respetar nuestro bienestar y salud evitando todos aquellos elementos, o maneras de hacer, que resultan perjudiciales a la larga para las personas que habitarán en esos espacios interiores.
En esta dirección debemos tener en cuenta desde parámetros que ya nos vienen dados en la misma ubicación, como pueden ser las alteraciones geofísicas del terreno (el gas radón o las radiaciones telúricas), la influencia del clima, la humedad relativa, o las radiaciones artificiales y el ruido ambiental del entorno.
Hasta todo aquello que forma parte de nuestras decisiones. Aquí entra en juego:
- La elección de materiales que hagamos. Pues de estos dependerá en gran medida la Calidad del aire debido a la presencia, o no, de contaminantes químicos en sus composiciones (los llamados COVs). Por otra parte, esto también puede tener influencia sobre los contaminantes biológicos derivados de los parámetros naturales de los que hablábamos anteriormente (como el clima).
- El modo en que se piensen y diseñen las instalaciones sanitarias y eléctricas; teniendo en cuenta la calidad del agua, la exposición a los campos electromagnéticos, la influencia de la luz natural y el acercamiento al ritmo circadiano, etc.
- El sistema de climatización artificial que se utilice para alcanzar el confort térmico, en caso de ser necesario.
- Cuan accesible o ergonómica pensemos la vivienda para el usuario en su estado actual y futuro. Además de pensar en ella como agente promotor de la movilidad o ejercicio físico.
Todos estos aspectos deberíamos, si más no, conocerlos, saber cómo trabajarlos, medirlos y explicarlos a nuestros clientes a favor de su salud, con el objetivo de devolver a la arquitectura el carácter social y humano de sus inicios, haciéndola así sí, más sostenible para todos.
Como interiorista e investigadora nata, te invito a la búsqueda y el crecimiento constante a través de otros profesionales que ya estén en este camino, y por supuesto también a través de la formación continua en centros como Econova Institute.
Aquí podrás especializarte en los aspectos que hemos tratado gracias a sus diversas formaciones como el Máster en Certificación de Diseño Sostenible y Arquitectura Bioclimática o su formación en el Curso de Introducción a la Certificación WELL.
Por mi parte, desde Materia Perenne a través de mis consultorías y proyectos como interiorista saludable, abogo por cuidar del bienestar y la salud de las personas en sinergia con todos los profesionales del sector.
– Iris Requena, exalumna de Econova Institute y especialista en Interiorismo Saludable.
Créditos: Autora del artículo (Iris Requena) l Autora de las imágenes (Iris Requena)
